Orden del Santo Sepulcro


El Santo Sepulcro renunció al testamento del Batallador a cambio de reservarse el derecho a fundar casa conventual en Calatayud y en otros lugares del Reino. En 1144 Ramón Berenguer IV concedió a un tal Sancho, siervo de la Orden, los lugares de Codos, Modón, Cráperas (quizás fuera Torralba de los Frailes), Landet y Tobed. También le otorgó un solar en Calatayud donde edificar un convento e iglesia.

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Castillo menor de Nuévalos.

En 1156 fray Giraldo, prior de la Orden del Santo Sepulcro en España, donó a los canónigos del convento de Calatayud posesiones en la propia localidad, además de en la ribera del Aranda, Jarque, Pedrola y Zaragoza.

A finales del siglo XII Alfonso II entregó a la Orden la iglesia de Torralba de los Frailes. En 1228 don García Frontín, obispo de Tarazona, concedió al Santo Sepulcro las parroquias de Nuévalos, Tobed, Modra y Aldehuela. Y ese mismo año doña Marquesa les donó unas casas en Huesca. En 1250 la cofradía de San Vicente entregó al prior de la Orden en Calatayud un solar en Calatayud para construir una iglesia. Pertenecieron también al Santo Sepulcro de Calatayud los lugares de Nombrevilla e Inogés, así como Santa Cruz de Grío.

En 1276 doña Marquesa Gil de Rada, esposa de Pedro Fernández de Híjar, hijo bastardo de Jaime I, fundó el monasterio del Santo Sepulcro en Zaragoza, junto a la iglesia de San Nicolás de Bari.

Torre del Homenaje de Nuévalos (PMRMaeyaert).